Rosa de Jericó. También es conocida como la Siempre viva o Planta de la resurrección. Se trata de una planta que es capaz de «morir» por la sequía y «revivir» cuando encuentra algo de hidratación. De esta manera, tú puedes disponer de una planta seca que, cuando la metes en agua, vuelve a su mayor esplendor. Sorprendente, ¿verdad?

Mimosa púdica. Es conocida como la tímida de todo el planeta. ¿El motivo? ¡Su altísima sensibilidad al tacto! Tanto es así que, en el momento que la tocas, sus hojas se contraen. Es un mecanismo de defensa contra algunos animales, por lo que, después de unos minutos, vuelve a su estado original.

Árbol sangre de dragón. La característica más peculiar de este árbol, además de su aspecto, es que sólo podemos encontrarlo en el archipiélago de Socotra (Yemen). Su aspecto recuerda a una sombrilla y, si lo abrimos u observamos su resina, veremos que es de color rojo, por lo que se denomina como ‘sangre de dragón’.

Lithops. Podríamos definirla como una planta que se disfraza de piedra. Su aspecto nos recuerda a una piedra viviente, ya que son plantas pero su apariencia no lo es. Su origen se encuentra en zonas desérticas de África y está formada de dos hojas opuestas que se dividen por una hendidura central. ¡Su estética es el resultado de la adaptación a las condiciones climatológicas!

Flor cadáver. Sus nombres son muy variados, desde falo amorfo titánico hasta aro gigante, pasando por otros muchos. Esta planta es conocida además por ser la más grande del mundo, ya que se ha conocido un ejemplar de 2,74 metros. Y, dejando a un lado, su altura y su apariencia, otra de sus características es que es denominada como la más apestosa del mundo, ya que despide un olor a carne podrida.